Foto: EFE

Las mercas ultiman detalles en sus estands para la apertura del Salón de Ginebra a la prensa, este martes 6.

Fernando Robayo
4 de marzo de 2018 21:21

La industria llega a Ginebra en medio de incertidumbre

Pese a un mercado en buena forma, con beneficios récord, la industria automovilística llega al Salón de Ginebra con dudas, debido a la caída del diésel y la necesidad invertir en los vehículos eléctricos del futuro.

“Ginebra debería haber sido un buen Salón. Las ventas mundiales batieron récords en el 2017, pero detrás de todo eso hay inquietudes” , dice Ferdinand Dudenhöffer, director del Center Automotive Research, basado en Alemania.

Además, el presidente estadounidense Donald Trump tensionó el ambiente al amenazar con imponer aranceles a las importaciones de automóviles europeos. Ello afectaría primero a los constructores alemanes, que sin embargo ya producen de forma masiva en América del Norte.

Pero la primera preocupación es la acelerada caída de la venta de motores diésel, por el que apostaron durante años los constructores europeos para reducir las emisiones de CO2, con el apoyo de los poderes públicos.

Pero el caso de los motores trucados de Volkswagen desacreditó a esta tecnología, criticada por sus emisiones de gas contaminantes y de partículas finas.

Ciudades como París anunciaron que van a prohibir progresivamente el diésel, y en Alemania la justicia abrió la vía a posibles prohibiciones para viejos diésel, generando incertidumbre entre los propietarios y los potenciales compradores.

La caída del diésel obliga a los constructores a adaptar a toda velocidad su actividad para fabricar los autos que piden los clientes: es decir, más vehículos con motor de gasolina, eléctricos o híbridos.

Los grandes grupos mundiales anunciaron planes de inversión de miles de millones de dólares, a lo largo de varios años, para acelerar su estrategia eléctrica, con consecuencias comerciales aún imprevisibles.

Varios nuevos modelos eléctricos, así como varios prototipos, serán develados en Ginebra durante las jornadas de prensa, luego al público a partir del jueves y hasta el 18 de marzo.

Pero la transferencia hacia los motores de gasolina -que emiten más CO2- hace que sea más difícil para los constructores respetar las futuras normas europeas. Las firmas automovilísticas deberán, por lo tanto, seguir invirtiendo también en la mejora de sus motores térmicos, que constituyen lo esencial de sus ventas, pero con los que cada vez ganarán menos dinero.

Al mismo tiempo, se enfrentan a la llegada de nuevos actores como Tesla, o los gigantes de la alta tecnología, que quieren su parte del pastel de los vehículos eléctricos, autónomos y conectados. La informática, la inteligencia artificial y las telecomunicaciones formarán parte del auto del futuro, algo que no está aún en las competencias tradicionales de los constructores.

Fuente: AFP